No llevo gafas. No me hacen falta por suerte. Imagino que, como mis padres, será la vista cansada la que me haga necesitarlas en unos años. Y probablemente será antes que ellos con el tute de pantallas que me estoy dando en alguna de las revisiones anuales del trabajo. Pero siendo preadolescente e incluida por varias compañeras estrenando gafas a mi alrededor recuerdo que le dije a mi madre no estar segura de ver bien y pedí una revisión. Fuimos a la óptica del barrio que le recomendaron a mi madre y me encasquetaron unas gafas completamente innecesarias para un mínimo de miopía imperceptible en el ojo izquierdo.
Tengo a ese establecimiento clasificado en mi mente junto al prestigioso dentista que pretendía abrirme hueco en una supuesta incipiente caries para sellarla bien a mis quince años. Aún estoy esperando que aparezca una caries en esa muela.
Es una vergüenza que haya profesionales de la salud que se aprovechen del desconocimiento ajeno para sacar los cuartos a los padre a costa de los niños, y una pena que haya que ir por la vida con el radar antichorizos activado de perpetuo. Que a veces parece que sólo hay mangantes en la clase política, y por desgracia no es así. Pero ese es otro tema.
Volviendo a las gafas, también hay alguien en mi familia que clamaba de niño por unas gafas, se quejaba de no ver la pizarra, y tuvo que insistir hasta que sus padres lo tomaron en serio. Ellos no llevaban gafas, no imaginaban que su niño las necesitara de verdad. Pero sí, así era.
Los problemas visuales en los niños pueden conducir al fracaso escolar y cazar a tiempo determinados problemas ayuda a que sean más leves. Los más frecuentes sonhipermetropía, miopía, astigmatismo, ambliopía u “ojo vago” y estrabismo.
Pero no siempre los niños se quejan de problemas de visión, con frecuencia es difícil detectarlos con presteza. Sobre todo si han nacido así es fácil que asuman que es así como se ve y que no se quejen.
Mis padres se dieron cuenta viendo Eurovisión! Tenía 5 años y al acabar las actuaciones me levanté y me senté en el suelo frente a la tele. Mi madre me preguntó y le dije que desde el sofá no veía bien los puntos que llevaba cada país! El lunes ya estaban graduándome y a por gafas
Mi hija a los 3 años empezó a guiñar los ojos mirando cosas de cerca y a la vez un estrabismo alucinante de un día para otro… Pensábamos q jugaba a ponerse bizca… Hipermetropía y astigmatismo…
Cuando iba a recoger a mi hijo a la guardería con dos años y medio los sentaban al final de la clase. Cuando yo entraba, no me reconocía hasta que estaba a unos pocos metros de el.
A mi sobrina en las revisiones periódicas del cole…lo q no entiendo es cómo no nos dinos cuenta antes, xq haciendo memoria luego, recordamos anécdotas en las q era evidente q no veía nada bien.
El mio un dia me dijo que no quería hacer las fichas del cole porque no veía bien las letras… y pense que era pereza, aún así le lleve porque me recomendaron hacerlo… y en la revisión de los 4 años no veia… 4 y 4,5 de hipermetropia
Mi hermano con 5 años no quería hacer las actividades del jardín, miraba muy de cerca la televisión y cuando se le caía algo lo buscaba con las manos…
Es cierto que hay revisiones pediátricas de la vista, pero pocas y no especializadas. También es verdad que los profesores pueden darse cuenta de sí hay alguna problemática, somos los padres los guardianes de nuestros hijos en muchos sentidos, incluido el velar porque vean bien.
recomendaciones que delatan algún problema de visión:
- Se acerca demasiado a la televisión.
- Tiende a taparse un ojo.
- Se queja de dolores de cabeza.
- Está muy cansado después de leer o de hacer los deberes.
- Nunca quiere leer y no le interesa ningún tipo de lectura.
- A leer en voz alta se salta líneas de texto.
- Cambia las sílabas de las palabras de sitio.
- No comprende ni recuerda bien lo que lee.
- Presenta un retraso en velocidad de lectura con el resto de sus compañeros. Se detiene en cada una de las palabras.
- Se aleja o se acerca demasiado al libro.
- Gira y mueve la cabeza cuando está leyendo.
- Frunce el ceño, parpadea o tiene los ojos llorosos y enrojecidos cuando realiza los deberes.
Y es buena idea acudir a un oftalmólogo o a un óptico-optometrista para una revisión en la etapa de infantil en torno a los cinco años, aunque no detectemos nada.
La agudeza visual del ojo del recién nacido no supera el cinco por ciento. Al año se sitúa en un diez por ciento y va aumentando paulatinamente hasta los seis o siete años, en los que se alcanza la visión adulta. De ahí la importancia de que los niños se sometan a revisiones periódicas. La visita más importante es la que se realiza a los cinco años, pues en ella los más pequeños generalmente ya colaboran en la toma de la agudeza visual de forma fiable.
Por cierto, para cuidar la vista de nuestros niños no mas de dos horas de pantallas al día mirando a lo lejos cada poco y todo el juego en el exterior que podamos.
Y tener que llevar gafas o un parche no es ningún trauma. Ni se está más feo, ni impide hacer deporte o cualquier otra actividad.