TRANSPLANTE DE CORNEA
Si la córnea se daña, la luz que ingresa al ojo se distorsiona y hace que nuestra visión se vea borrosa. Hay varias formas de que la córnea se dañe; estos pueden incluir lesiones, enfermedades, infecciones o una cirugía ocular previa. A veces, el daño a la córnea es lo suficientemente leve como para repararlo y restaurar la visión; sin embargo, si el daño es más severo, puede ser necesario un trasplante de córnea.
Un trasplante de córnea consiste en la extracción de la parte central de la córnea enferma, que se reemplaza con una córnea donante sana. Primero, le dan gotas para los ojos y medicamentos para ayudarlo a relajarse. Luego, la parte central dañada de la córnea se extrae cuidadosamente del ojo. Finalmente, la córnea sana del donante se sutura de forma segura en su lugar. Una vez que se completa el trasplante de córnea, se recetan medicamentos para ayudar a controlar la inflamación, prevenir infección aliviar el dolor, así como para prevenir el rechazo del injerto de córnea. También usará un protector para los ojos por la noche, que debe seguir usando hasta que su médico le indique que se lo quite. Es importante seguir todas las instrucciones que le dé su médico, ya que esto ayuda a lograr una recuperación visual más rápida. Planee tomarse las cosas con calma después de su trasplante de córnea y regrese lentamente a sus actividades normales. La cirugía de trasplante de córnea tiene una alta tasa de éxito, pero como cualquier cirugía, pueden ocurrir complicaciones. La complicación más común es el rechazo de la nueva córnea. Este problema se puede reconocer por una mayor sensibilidad a la luz y un aumento repentino del dolor ocular. Debido a que el rechazo del nuevo tejido del donante puede ocurrir años después de la cirugía, es importante programar y asistir a las citas de seguimiento según las instrucciones de su médico, así como continuar con las gotas postoperatorias que le recetaron