«Ser» o «hacerse» solidario con alguien o con alguna causa, no significa dar una ayuda, sino comprometerse y compartir la suerte de aquel con quien me hago solidario.
La parte difícil comienza cuando se nos presenta el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque nadie se entere, ni aún la persona a la que ayudamos. Esto es: ser solidarios por una verdadera convicción de igualdad y de justicia. Es difícil ser caritativos, solidarios, entregados, y ser, al mismo tiempo, totalmente desinteresados.